La prensa escribe, la multitud acusa, la policía reprime y
detiene, nosotros nos dividimos y los de siempre vuelven a salir
ganando.
Este es el panorama que tenemos ahora mismo tras lo ocurrido el pasado 25 de Septiembre en el Congreso.
Resulta asombroso hasta que punto ha llegado la mentalidad y
la educación democrática y sumisa que se nos ha impuesto desde hace años
basada en poner la otra mejilla, en no salirse de la legalidad, en
difundir el miedo a toda costa, en vaciar de todo contenido las
reivindicaciones en las manifestaciones y de llegar al punto de lo que
sucedió el 25-s en el Congreso.
Miles de personas se echaron a la calle, personas
trabajadoras, paradas, estudiantes, inmigrantes, precarios, hipotecados y
endeudados de por vida. Gente que ya no concibe ni tolera que le roben
el dinero que tantos años de sacrificio les ha costado ganar, que vendan
la educación y la sanidad al mejor postor, que llevar un plato de
comida a la mesa o ser desahuciado sea una incertidumbre diaria. Gente
harta de ver como con su dinero se rescatan bancos mientras se despide a
trabajadores, se recortan salarios, se pagan 1300 antidisturbios para
proteger el Congreso o se aumentan las formas de control social. A estos
pocos ejemplos se les puede calificar perfectamente de violencia.
Violencia indirecta o pasiva, aquella que no se percibe directamente con
dolor, pero que igualmente es violencia y es represión.
Nos encontramos frente a una realidad y un momento político,
social e histórico muy difíciles de combatir en el que las formalidades,
el miedo, la legalidad y la violencia están presentes diariamente, pero
resulta que la violencia parece que solo puede ser usada por una sola
parte y es por el Estado. El pasado 25s, se presenciaron en varias
ocasiones escenas bochornosas por parte de los manifestantes que allí
estaban. Se señalaba a la gente y se les echaba a la policía por
intentar repeler un ataque brutal y desproporcionado por parte de los
antidisturbios que se encontraba protegiendo el Congreso. Se ve en los
videos que los disturbios y las cargas policiales se extienden hasta
entrada la madrugada por todas las calles aledañas a Neptuno y que la
gente que participa, es la misma gente de la manifestación que estaba en
el Congreso, pero los medios, la policía y quienes se dejan engañar y
entran al trapo se dedican a intoxicar con mentiras diciendo que se
trata de un grupo de policías infiltrados o violentos provocadores. A
esa gente que planta cara y que se defiende ante tal ataque (ya sea
policial como Estatal) se les acusa de policías, infiltrados o
provocadores y para nosotros es intolerable a parte de aberrante. No se
les puede dejar vendidos, ni se puede permitir que se les señale o se
les eche a la policía. ¡Es una vergüenza y eso si que es indignante y no
se puede permitir de ninguna de las maneras! Con eso sólo conseguimos
hacerle el trabajo sucio a la policía, y nosotros no estamos para eso,
estamos para combatirles porque no son nuestros compañeros.
Tal y como están las cosas, Estado y policía necesitan crear
divisiones entre iguales para que no se les vaya de las manos. El
descontento social va en aumento y no no pueden permitir que vaya a mas y
para ello utilizan los viejos lemas: “divide y vencerás”. Tenemos que
ser más inteligentes y no caer en la trampa de generar divisiones y
desconfianza entre unos y otros. Tampoco podemos hacer del miedo una
herramienta de lucha, porque con eso solo conseguimos que ganen los de
siempre y sobretodo no podemos dejarnos vendidos unos a otros ni podemos
intoxicar los medios como se ha estado haciendo para señalar,
desprestigiar y entregar a la policía a compañeros. Los disturbios son
la consecuencia del Sistema Capitalista que rechazamos y en el que no
queremos seguir viviendo. Ese Sistema que nos obligan a seguir
haciéndolo empleando su violencia y por ello convirtiendo en legítimo
cualquier ataque organizado contra él.
Se están repartiendo comunicados incitando a entregar a la
policía a manifestantes, llamando a que no se griten ciertas consignas, a
identificar a la gente que va encapuchada y denunciarla. No se puede
permitir esa propaganda porque ese es el trabajo de la policía,
infiltrándose en nuestras asambleas y manifestaciones y nosotros no
podemos caer en esa trampa. No podemos aceptar y creernos esos
discursos.
Por último, y no menos importante, queremos transmitir toda
nuestra solidaridad y apoyo a los detenidos y reprimidos en la
manifestación del 25 y 26 de Septiembre. El apoyo mutuo y la solidaridad
tiene que ser una de nuestras principales herramientas para hacernos
más fuertes y hacer desaparecer el miedo para que nos haga levantarnos
con mucha más fuerza y golpear con más certeza.
¡¡POR UNA REVUELTA SOCIAL!!
¡¡ORGANIZATE Y LUCHA!!
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