martes, 22 de marzo de 2011

Jornadas de anarquismo y liberación nacional

"El nacionalismo fue y es un instrumento para la acción política práctica y no una idea filosófica explicativa, por ese motivo debe comprenderse en términos históricos; sólo tiene sentido como uno de los criterios determinantes en la composición del Estado moderno, de ahí que su utilización difícilmente pueda emplearse para referirse a periodos y sistemas premodernos. Tampoco cabe considerarlo tanto como un fenómeno inevitable y predecible que surge de la modernización (abusando de una suerte de sociologismo), sino más bien como una reacción colectiva de los sujetos políticos en el contexto crucial de la reivindicación colectiva y del Estado soberano antes las transformaciones del inicio de la modernidad (finales del siglo XVIII, comienzos del XIX), una suerte de estilo ideológico de la política. El origen de su término proviene de dos fuentes que no siempre coinciden: o bien para referirse a la propia representación colectiva (por ejemplo de diferencia o incluso de enemistad hacia otra colectividad) o bien como la doctrina acerca del criterio de adecuación de un Estado. Con el primer significado se pueden hallar ejemplos en numerosas épocas y lugares pero es insuficiente pues no se articula en una acción política consistente y persistente en el tiempo; el segundo significado es exclusivamente moderno, de modo que estudiosos como Kedouire, Minogue, Gellner u otros plantean que el nacionalismo constituye una doctrina política que sólo emerge en respuesta a la autodeterminación ilustrada y ante el universalismo de la Revolución francesa, por lo que su origen es europeo o al menos occidental.

En efecto, el nacionalismo liberal, esa doctrina según la cual la nación (pueblo o ciudadanía, tales términos se utilizaron como sinónimos) debía ser la fuente de la legitimidad política se desarrolló en Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Irlanda y América Latina antes o a veces simultáneamente del florecimiento de los nacionalismos centroeuropeos de carácter más cultural o étnico. Llegó antes a aquellos que se hallaban en posesión de un Estado. Pero tampoco hay que confundir entre lealtad al Estado (patriotismo) y lealtad a la nación (nacionalismo).

Toda una corriente historiográfica de carácter netamente marxista (Hobsbawn) se funda sobre la concepción de la lucha de clases para explicar que el nacionalismo, la lucha de la burguesía emergente, es una consecuencia directa de la expansión del capitalismo, el cual propició la rebelión de los burgueses y por tanto también la del nacionalismo en distintos lugares. Quizá esto plantee una afirmación tajante, pero cabe subrayar que tan sólo lo hace sobre el origen del nacionalismo en el siglo XIX, no sobre su activación política posterior e incluso inmediatamente siguiente. Menos aún insertarnos en la visión de que la lucha de clases, cuyo carácter necesariamente internacionalista no se sostiene sin problemas (ya que históricamente se ha producido en pocas ocasiones), suponga la ruina de otro tipo de identidades políticas. Recuérdense aquí las afirmaciones de las feministas italianas: considerar los procesos de agenciamiento político (constitución de subjetividad colectiva) bajo dos términos, "enraizamiento y desplazamiento". Con el primero cabe partir de la implicación política en conexión directa con los acontecimientos vitales experimentados, con la posición ocupada y relativa a la interacción con el entorno social e incluso personal, y en el marco de las contradicciones vividas. Con el desplazamiento, cabe plantearse la idea del carácter polifacético de las contradicciones y luchas, las cuales deben ser consideradas como un conjunto, en el cual y de manera contextualizada y estratégica, algunas son hegemónicas en ciertos momentos. De lo que se trataría entonces es de insistir en la yuxtaposición y posible sinergia de tales acciones colectivas eliminando los propósitos de suma cero: la lucha de clases no es el único proceso de agenciamiento político en términos históricos y no puede ser suscrita como un tabú incuestionable en beneficio de la inacción.

Cabe insistir en la invisibilización del nacionalismo triunfante y bajo el paraguas de un Estado dinamizador de su propuesta (patriotismo español) y que además se ampara bajo un proyecto exclusivista de modernización: sólo bajo la nación española y su garante (Estado español) sería posible avanzar en la senda de la modernidad con todas sus consecuencias, los nacionalismos periféricos serían obstáculos que o bien exigen un tributo que oscila entre lo clasista y lo privilegiado e insolidario (Catalunya) o bien constituyen anacronismos ideológicos de imposible madurez y de absoluta invención (Euskal Herria). Una intoxicación con ecos también en la izquierda ideológica aunque con diferentes combinaciones…

Viernes 25

18:00 “Relaciones comunitarias vascas y proyecto anarquista: la presencia del componente nacionalista en las luchas anticapitalistas como afirmación libertaria”, a cargo de Jakue Pascual, autor entre otros de Anarkherria (anarkherria.com) y Telúrica vasca de liberación, editados por Likiniano Elkartea y de Juantxo Estebaranz, autor entre otros de Tropicales y radicales (Likiniano Elkartea) y Los Pulsos de la Intransigencia (Muturreko burutazioak).

Sábado 26:

12:00 “Presentación y debate entorno al libro Anarquisme i Pobles”, a cargo de miembros del la F.E.L.- UAB (www.fel-web.org/uab)

14:30 Comedor vegano sin sufrimiento animal

17:30Anarquismo y lucha de liberación nacional en Cerdeña, hoy”, a cargo de Costantino Cavalleri, responsable del "Arkiviu-Bibrioteka Tomaso Serra" situado en Guasila (población del sur de la ísla de Cerdeña), donde desde hace décadas desarrolla una importante labor de edición de libros, folletos y revistas.

Todas las charlas tendrán lugar en el C.O.K.O. La Kondenada, c/ San Enrique nº 5,

metro: Estrecho, autobuses 126, 128, 124 y 3.

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